Francia considera alquilar celdas en el extranjero, mientras El Salvador ya recibe presos extranjeros

Con las cárceles repletas, Francia se plantea alquilar celdas de detención en el extranjero. Pero, ¿se trata de una solución realista? Los más críticos dicen que esta idea conlleva importantes costes logísticos, retos jurídicos, además de problemas éticos.

Con las cárceles repletas, Francia se plantea alquilar celdas de detención en el extranjero. Pero, ¿se trata de una solución realista? Los más críticos dicen que esta idea conlleva importantes costes logísticos, retos jurídicos, además de problemas éticos.

Ante el grave hacinamiento en las cárceles, las autoridades francesas están estudiando una opción radical: alquilar celdas en otros países europeos. La idea, planteada por el presidente francés Emmanuel Macron en una reciente entrevista televisada con la cadena nacional ‘TF1’, ha suscitado tanto interés como críticas.

Con más de 82.900 reclusos y sólo 62.000 celdas, Francia se está quedando sin sitio para tantos presos. Según un estudio del Consejo de Europa publicado el año pasado, Francia es el tercer país europeo con peor tasa de hacinamiento, por detrás de Chipre y Rumanía.

¿Qué países europeos han alquilado nuestras celdas en el extranjero?

Francia no sería la primera en explorar este enfoque. Entre 2010 y 2016, Bélgica alquiló 680 plazas penitenciarias en la ciudad holandesa de Tilburg. En 2021, Dinamarca firmó un acuerdo de 210 millones de euros para alquilar 300 celdas en Kosovo durante diez años.

Estonia ha manifestado su interés por alquilar a otros países las plazas vacantes en sus prisiones, estimando unos posibles ingresos anuales de 30 millones de euros. Sin embargo, el modelo conlleva retos logísticos, jurídicos y éticos, algunos de los cuales se pusieron de relieve durante el contrato belgo-holandés.

«Países Bajos alquiló celdas de prisión a Bélgica con su propio personal, pero bajo la legislación belga. Había que formar al personal neerlandés para que entendiera cómo funcionaban las cosas en las cárceles belgas», explica Dominique Simmonot, inspectora general de los Centros de Privación de Libertad de Francia, organismo público independiente encargado de controlar las prisiones francesas.

«Y en segundo lugar, las visitas familiares eran extremadamente complicadas debido a los requisitos de visado y a la distancia. Al final, Bélgica abandonó el proyecto, así que no veo ninguna razón para repetir el experimento», concluye Simmonot.

 

Un acuerdo entre Dinamarca y Kosovo de casi 200 euros al día por preso

Mientras que el acuerdo entre Dinamarca y Kosovo asciende a casi 200 euros diarios por recluso, el coste diario por preso en Francia oscila actualmente entre 100 y 250 euros, dependiendo del tipo de centro, según la cadena francesa ‘TF1’. El anterior acuerdo entre Bélgica con Países Bajos ascendía a 40 millones de euros anuales, debido en parte a los costes de personal.Annabelle Bouchet, vicesecretaria general del sindicato de personal penitenciario SNEPAP-FSU y funcionaria de libertad condicional desde hace muchos años, no cree que la idea sea realista: «Hay algunos elementos muy concretos que, en mi opinión, hacen muy difícil poner en práctica una idea así. ¿Por qué? En primer lugar, desde el punto de vista presupuestario. Alquilar celdas en el extranjero tiene un coste. Y hoy en día, el estado de las finanzas públicas francesas es tal que hay que hacer recortes presupuestarios por todas partes. No veo cómo podría ser rentable enviar a los presos a otro centro fuera de nuestras fronteras», declaró a ‘Euronews’.

 

Sin visitas familiares y con dificultades de reinserción

Como agente de libertad condicional, Annabelle Bouchet también se refirió a la posible presión sobre la reinserción, advirtiendo de que situar a los presos lejos de sus familias y redes de apoyo podría afectar a los resultados de la rehabilitación a largo plazo.

«Deportar a personas que han sido condenadas y encarceladas significa que están lejos de sus familias, pero también significa que están lejos de las zonas de empleo y de los agentes que les permitirán reintegrarse en la sociedad», dijo.

A principios de este año, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, sugirió construir unidades penitenciarias modulares para alojar a los reclusos que cumplen condenas más cortas. El presidente Macron también ha expresado su interés por agilizar la construcción de 5.000 nuevas plazas utilizando estructuras más rápidas y ligeras.Pero, según quienes trabajan en el sistema, enviar reclusos al extranjero o construir más unidades no solucionará la superpoblación carcelaria. Annabelle Bouchet cree que las penas alternativas y un mejor asesoramiento en salud mental y adicciones podrían ayudar a reducir la población carcelaria: «Hoy en día, no todas las personas que están enfermas y que cometen delitos debido a su adicción o a problemas de salud mentaldeberían estar en prisión. Tenemos que pensar en otra solución porque la cárcel no es la respuesta a todo».

Fuente: Euro News


Noticiero Lourdes